miércoles, diciembre 29, 2004

Tempus fugit

Tengo un problema: me falta tiempo. Sé que para muchos es lo habitual, pero eso no me consuela. Son demasiados asuntos que atender, demasiadas cosas que hacer, muchas otras que quisiera emprender pero no puedo, y otras muy importantes que hay que meditar. Me acuerdo entonces de Einstein, y me doy cuenta de que al revés que en su teoría de la relatividad, voy muy deprisa, pero mi tiempo no va más despacio.

Curioso mundo éste, en el que una teoría como esa no resiste la variable de la velocidad del individuo. También es cierto que la mía no se acerca ni mucho menos a la de la luz (aunque prometo que a veces todo va tan deprisa que ni siquiera me doy cuenta de qué o quiénes están a mi lado), para la que sí dicen que sirve la teoría, pero aun así, no me vendría mal que don Alberto me echase una mano.

Aunque me temo que no va a ser posible. El tiempo se escapa, y hay asuntos y decisiones que esperan ya no a la vuelta de la esquina, sino nada más levantar la vista de lo que estás haciendo.

Esto me pasa por tomar la pastilla roja.

lunes, diciembre 27, 2004

El Golfo de Bengala

Tods los que leen este blog saben que trata sobre un mundo que cambia aceleradamente. Pues bien, nuestro mundo demanda hoy SOLIDARIDAD. Decenas de miles de muertos y damnificados reclaman nuestra atención, y desde luego no sólo en la zona del Índico, pero a día de hoy sobre todo allí.

El cambio acelerado no debe impedir que nos demos cuenta de lo que es necesario en cada momento. Cada cual puede hacer lo que considere más oportuno. A lo único que quiero invitar es a que a través de cualesquiera organizaciones, y serias, canalicemos aunque sea un pequeño granito de arena.

Porque con mis reflexiones y las de otros en este mundo de la blogosfera intentamos aprender a comprender el mundo y así ayudar a mejorarlo en la medida de nuestras posibilidades.

Ser humano conlleva una gran responsabilidad. Tendamos nuestra mano.

domingo, diciembre 26, 2004

Felicidades

A los que vivís conscientemente en este acelerado mundo ...

A los que deseáis que cada vez sea más hogar de todos ...

A los que estáis dispuestos a pelear para que mejore día a día ...

A los que os disponéis a dar lo mejor de vosotros mismos por ese ideal ...

FELIZ NAVIDAD. Lo conseguiréis.

Bueno, sí, seguro que lo conseguiremos.

jueves, diciembre 23, 2004

Intuir la trascendencia

Me envían postales de filicitación navideña, inclusive correos verdaderamente hermosos, y que dan que pensar. Y al hilo de todo ello, me pregunto si en este mundo acelerado y en cambio constante hay sitio para las tradiciones y las creencias. En muchas ocasiones la velocidad es tal que el propio impulso nos impide disponer de tiempo para dedicarnos a nosotros mismos.

Escribo este comentario mientras escucho el cd "Something of time" de Nightnoise (los que lo hayan escuchado me entenderán) y me doy cuenta de que la velocidad y el cambio son tan necesarios como el reposo y la quietud. Necesitamos una isla para recobrar las fuerzas y recargar pilas en medio de la vorágine de este mundo, y para adquirir conciencia de lo importante.

Hay cosas que ni siquiera la velocidad puede ni tapar ni hacer desaparecer, dada su trascendencia. Quizás sea la cercanía de la Navidad. Porque también ante ella es preciso estar con la mente abierta.

Fuera hace frío. Aquí dentro puedo sentir el calor.

Tan sólo intento no perder la perspectiva de lo importante.

miércoles, diciembre 22, 2004

El cambio y los individuos

Hace un tiempo aludía en este mismo blog al hecho de que la brecha digital podía implicar inclusive una brecha personal. He estado reflexionando sobre ello últimamente, y lo cierto es que no le encuentro la solución que íntimamente desearía. Al final de todas mis reflexiones sobre el asunto, la pregunta es la misma: ¿debo pararme yo y esperar a la persona que está a mi lado cuando ésta ha decidido y asumido que ni le gusta ni quiere ni está dispuesta a seguir mi ritmo?.

Soy de los que gusta de andar por la montaña. Los que subimos algún pico que otro sabemos que nunca debemos dejar de lado a aquéllos que, menos fuertes que los demás, se van rezagando y perdiendo comba respecto a la cabeza del grupo. Pero en este caso quien se queda atrás no lo hace por gusto, sino porque no puede ir más deprisa; pero con una preparación más intensa, sí será capaz de ascender cada vez mejor y a mayor ritmo. En el supuesto de que alguien decida no subir y disfrutar de la caminata y del esfuerzo, ¿me voy yo a privar de ello porque no quiera esforzarse?.

No pierdas tu ocasión de viajar por quedarte junto a aquél que se siente más cómodo sentado en el andén.

martes, diciembre 21, 2004

En honor a la ciencia

He leído hoy en el "Heraldo de Aragón" que 2005 será el Año Internacional de la Física, conmemorando que en el año 1905 Albert Einstein publicó, entre otras e importantes aportaciones, su Teoría de la Relatividad. Cien años contemplan a los físicos, y a los científicos en general, desde ese maravilloso momento. Cien años en que el mundo ha cambiado mucho, gracias entre otras cosas a esos locos de la ciencia.

Quizá puedo considerarme un privilegiado porque me encantan la Física, las Matemáticas y en general la mayoría de las materias científicas. Un consejo para aquéllos que las consideran algo indigerible: que piensen en todos los beneficios que para la humanidad entera reportan esas áreas de conocimiento. Un consejo a los científicos: aunque os consideréis un tanto incomprendidos y muchos no entiendan como os podéis dedicar a vuestras respectivas disciplinas, no cejéis en vuestra vocación. Sabéis que tenéis mucho por ofrecer al mundo.

Estoy seguro de que Einstein no podía imaginar cuando estaba en la oficina de patentes de Berna la revolución que iba a desatar. Quedan muchas revoluciones científicas por desarrollarse (incluso alguna puede que supere la einsteniana) en este mundo cambiante. Ya que disfrutamos y disfrutaremos de sus consecuencias, hagamos los legos en esas materias algo más por acercarnos a ellas.

domingo, diciembre 19, 2004

Cromagnon

Vuelvo a la carga. Con afán renovado, con nuevas energías, con fervientes deseos. Mi ventana abierta al mundo se ha agrandado, y eso me da nuevas alas, y nuevas posibilidades. Gracias a Maximilian, a Javier, a Agustín, por los comentarios que me han ayudado a seguir. He estado alejado demasiado tiempo, pero no el suficiente como para haberme quedado rezagado. Poco me va a costar alcanzar de nuevo la velocidad de crucero y, atento al mundo, vislumbrar el futuro, y reflexionar sobre el presente que nos conduce a él.

Hemos de asumir que lo único constante es el cambio, y por lo tanto, que hemos de estar constantemente evolucionando. No es fácil, lo sé, es costoso y duro, en muchas ocasiones, y comprendo a quienes se resisten a entenderlo, porque en algún momento todos hemos obrado de ese modo. Lo importante es ser conscientes de nuestra debilidad y oposición natural al cambio, pues de ese modo ya tenemos parte de la batalla ganada. El siguiente paso es decidir si somos o no personas arriesgadas, y dependiendo de esta decisión el camino se dirigirá hacia uno u otro destino.

Pero tengamos siempre claro que el temor a equivocarnos es peor que el posible error, porque nos atenaza, nos constriñe, nos bloquea y nos impide avanzar. Y una persona parada al borde del camino porque no se decide a subir al carro que pasa pierde cientos de oportunidades a la hora de descubrir lo que le deparará todo aquello que se halla por delante.

¿De verdad que podemos plantearnos renunciar a disfrutar de un viaje como consecuencia de elucubraciones mentales en torno al "qué ocurrirá"?. Los seres humanos hemos sido y somos seres en evolución, y a la historia me remito. Aprendamos de ella, y no renunciemos a nuestras capacidades para ello. Si el primate que descubrió, aunque fuera accidentalmente, el fuego no hubiera arrriesgado acercándose a él, reflexionando sobre sus posibilidades, poniéndolas poco a poco en práctica y quemándose más de una vez, no seríamos hoy lo que somos.

No estaríamos en este mundo sin haber arriesgado. ¿Nos vamos a parar ahora?.

martes, diciembre 07, 2004

Calma chicha

La calma empieza a desaparecer, como si algo enorme se avecinase. Y no se trata de este fabuloso acueducto que estamos disfrutando, sino de algo más importante. La batalla está empezando, y algunos no se han enterado todavía, pero al final caerán en la cuenta.

No se puede coartar la libertad de palabra. No cabe la imposición. No se debe despreciar el buen trabajo de un compañero. No procede cercenar la opinión diferente. Porque toda acción provoca una reacción, tal y como la física nos enseña.

Por lo tanto, en el pecado llevarán su penitencia.

El Batallador dixit.

lunes, diciembre 06, 2004

¡Dejadnos pensar, dejadnos hablar!

Para todo aquél que la conozca, San Sebastián es una ciudad maravillosa. Agradable para pasear, a pesar del continuo sirimiri, con una estupenda gastronomía, y con unos habitantes en su mayoría bonísima gente. Para el que nunca haya estado, que no pierda más tiempo y la visite en la primera oportunidad que se le presente.

Viene esta reflexión a cuento del fin de semana pasado, en el que tuve ocasión de asistir allí al XIII Congreso de la Abogacía Joven, integrándome en la ponencia sobre el uso de las nuevas tecnologías en el ejercicio de la profesión de abogado. El tema era extraordinariamente interesante, y me decidí a participar en un foro donde los intervinientes - así lo esperaba yo, infeliz de mí - mostrasen una mentalidad abierta. Cuán iluso puede llegar a ser el ser humano, que aun conociendo las debilidades de algunos de sus prójimos, les concede el beneficio de la duda.

Dos abogados de Zaragoza tuvieron la feliz ocurrencia de pensar que se podían mantener posiciones distintas de las oficiales en algunos asuntos de hondo calado colegial, y recibieron una respuesta que no por intuida fue menos desoladora - y el adjetivo que uso no expresa ni mucho menos todo lo que se me ocurre. Si alguien llega a decirme antes de entrar al Palacio Kursaal que me iba a ir de allí con la impresión de que se había intentado impedir por todos los medios, y que se había logrado, que un congresista no pudiera exponer ante los demás participantes la comunicación que había preparado al respecto de un asunto de gran interés (la protección de datos en el ámbito de la abogacía española) le habría tildado de excesivamente mal pensado, aunque en el fondo me pudiera caber la duda. La actitud de la organización fue penosa, lamentable, descorazonadora y muchas cosas más que me callo por la gravedad que podrían suponer mis palabras, pero que todos podéis intuir.

Maximilian ha publicado ya la comunicación que no tuvo oportunidad de ser defendida en ese Congreso. Recomiendo vívamente a todos los que leéis este blog y trabajáis con una maravillosa mente abierta que la leáis, y os daréis cuenta del temor que tenemos derecho a sentir hasta los más comunes de los mortales si tesis como las que se defienden en ese documento provocan una reacción como la que tuvo lugar en la capital donostiarra.

El otro compañero sí "tuvo tiempo" de defender su comunicación: apuesto a que la mayoría de los asistentes se quedaron en lo lúdico de su exposición y de la presentación en power point que la acompañaba, sin caer en la cuenta del verdadero fondo. Se quedaron con la imagen, pero no con el mensaje. Y en el trámite de conclusiones de la ponencia defendió el derecho de su compañero a que la comunicación no defendida por ¿falta de tiempo causada por la mala organización, o quizá algo más grave? fuera asumida por la mesa. No se atendió su petición, lo cual, cuando menos, no denota precisamente la expresión de un sano compañerismo, siendo que ni siquiera se hizo intención de permitir la defensa de esa comunicación habilitando para ello el tiempo preciso, aunque fuera con anterioridad a ese trámite de conclusiones.

Mal, muy mal. Mis sospechas se confirman, y no presagian nada bueno. Las mentes abiertas no abundan en la medida que sería deseable, y eso nos pone en peligro a todos.

Mantengámonos pues, vigilantes, ya que la tormenta se avecina, y el temporal amenaza con fuerza. La lucha no ha hecho sino comenzar.

¡Ánimo, muchachos!.

jueves, diciembre 02, 2004

Tras la dura batalla

Algunos buenos amigos me echaban de menos. No puedo decir sino que se lo agradezco (gracias, Agustín; gracias, Maximilian). No es tan fácil mantener un blog al día, requiere esfuerzo y tiempo, sobre todo tiempo.

Y hoy me decido a escribir por dos razones: la primera, me lo debo a mí mismo, y a otras personas. La segunda, una conversación mantenida ayer. Una conversación que tuve con varios profesionales para los que si las cosas se han hecho bien hasta ahora por métodos tradicionales, el auge de internet y las nuevas tecnologías es artificial, poque le estamos dando más importancia de la que realmente tiene. Somos nosotros los culpables, porque estamos contribuyendo a darle mayor relevancia de la que merece.

Sólo puedo decir que fue desolador. Me pedían que no les negara el derecho a poder seguir utilizando papel y boli, o el fax, o el correo normal, o la máquina de escribir. Por supuesto, nunca se me ocurriría hacer eso, cada cual tiene derecho a usar las herramientas que le parezcan mejores; pero lo que no se puede hacer es negar la evidencia. Siento decirlo, pero no hay más ciego que el que no quiere ver.

Podría exponer aquí algunos de los endebles - desde mi punto de vista - argumentos que se esgrimieron por su parte, inclusive el de que si la corriente eléctrica se cae, pues adiós ordenadores (snif, y otras muchas cosas). Tengo que decir que me sentí mal, porque me daba la impresión de estar dirigiéndome a personas ancladas en el pasado que en el fondo desprecian la revolución tecnológica, sencillamente porque no la entienden.

Esta mañana alguien muy querido que estuvo presente en esa conversación me ha dicho lo siguiente: no te preocupes, se trata de renovarse o morir; la elección que has hecho es la acertada, porque estarás siempre en la cabeza, y otros estarán perdidos en el estancamiento más absoluto.

Como los que me leéis habitualmente habéis podido observar, hoy mi comentario está más teñido de concreción. No podía ser de otra manera, cuando tienes la experiencia tan cercana de intentar mantener un diálogo imposible cuando los patrones mentales de quien tienes enfrente son tan distintos.

Mantuve mi mente abierta a sus posiciones, pero la conexión no fue posible. Es como si la brecha tecnológica provocara también una brecha a nivel incluso personal entre nosotros.

En todo caso, es su elección. Y ellos afrontarán sus consecuencias.